Luis Daniel Córdova
Los clásicos se juegan con el corazón y se defienden con el alma. Eso lo tiene claro el United que le arrebató al Liverpool, un punto. Fue 2-2, cuatro goles, cuando todo estaba previsto para la fiesta en Anfield.
En el mejor momento de Liverpool, líder de Premier y Champions, pero en el peor del United, en posiciones cerca de pelear el descenso, el duelo se presentaba para jugarlo y lucharlo, apesar de un inicio espso, marcado por los problemas climáticos, costó que alguien tomase la iniciativa. Lo consiguió el Liverpool, con una primera ocasión en el minuto 12, una serie de tiros y rebotes que terminó con Luis Díaz rematando desviado. Un balón del colombiano dio pie a que Gravenberch encontrase a Gakpo poco después. Su disparo salió cerca del poste. La acción de gol más clara fue la de Mac Allister en el 16′. El argentino enganchó un globo con el que Salah superó la defensa del United, pero Onana sacó su volea. Capeó el temporal como pudo, y el United se asomó al área rival. Diallo pudo sorprender adelantando a los visitantes, pero se adelantó al centro de Dalot y la pelota le quedó atrás. Conectó en una posición incómoda, despejando más que rematando.
Luego, Liverpool volvió a tomar el control, aunque sin poner aprietos a su oponente. No convirtió la posesión en peligro. Seguía vivo el United, que estuvo a punto de abrir el marcador en el minuto 42. Hojlund recibió un balón al espacio, entró en el área y encaró a Allison, que se hizo grande para defender su portería. Salió al paso del danés y bloqueó su disparo. Susto para los locales, confianza para los visitantes, que mantuvieron el empate inicial hasta el descanso.
Y llegó el complemento con mucha responsabilidad. En el minuto 51. Martínez le robó el balón a Alexander-Arnold y salió hacia el área, donde recibió el pase de Fernandes. Ligeramente escorado, el central disparo duro, al techo de la red. 1-0. ¿Será posible?
Pues no. En un cuarto de hora, el Liverpool dio la vuelta al marcador. Primero, Gakpo disparó con tanto énfasis como Martínez. Y tan escorado como el argentino. Recortó a De Ligt, tumbándolo sobre el césped y dejando a Onana sin opciones. Diez minutos más tarde, De Ligt cortó un cabezazo de Mac Allister con el brazo, y tras una corta deliberación del VAR, Salah disparó con potencia desde el punto de penal. Onana se lanzó bien y tocó el balón, pero no con la fuerza suficiente para impedir que se colase en la red. A sus 32 años, el egipcio sigue batiendo récords. Con su tanto, igualó a Henry en el séptimo puesto de los máximos goleadores en la historia de la Premier League.
Amorim trató de despertar y metió a Garnacho cuando Anfield se sabía vencedor. El argentino contribuyó a que Diallo silenciase la casa del Liverpool, salvo por el sector reservado para la afición visitante. Allí se desgañitaron cuando Garnacho llegó a línea de fondo en el minuto 79 y mandó un pase raso, en diagonal, al paso de Diallo, que empató el partido llegando desde atrás. Quedó conmocionado el Liverpool, y el United lo encerró atrás.
Liverpool desaprovechó una doble ocasión de oro, y un cabezazo posterior de Van Dijk que fue directo a las manos de Onana. Hubo tiempo para que Maguire ganase el partido en la última acción del partido, pero pese a tenerlo todo a su favor, el inglés no pudo definir a plenitud. Un Clásico inglés empatado con cuatro goles para dejar dudas en United y Liverpool, que sigue aventajando a todos en el liderato de Premier League.