ESPAÑA a punta de PENALES eliminó 5-4 a PAÍSES BAJOS y es SEMIFINALISTA de NATIONS LEAGUE en un DUELO PAREJO, de IDA y VUELTA

Por Luis Daniel Córdova

Luis Daniel Córdova

Era tan parejo que terminó en tanda de doce pasos. España vs Países Bajos protagonizaron un duelo dramático y vibrante. Es que el 3-3 en los 90 minutos y suplementarios, forzó a la definición de pena máxima. Un penal hizo campeón a España de la Nations League en 2023 y un penal, le permitirá reeditar título en Alemania dos años después.

De Carvajal a Pedri, ese es el viaje. Tras dos partidos a cara de perro, España sigue camino y Holanda se queda en tierra pese a su demostración de casta y carácter. La parada de Unai a Malen y el tanto del centrocampista canario del Barça metieron al equipo en la Final a Cuatro. Será La Roja la que tenga el enorme placer de echar un baile con Mbappé el próximo mes de junio en Stuttgart.

El partido de Róterdam debió de dejar mejor sabor de boca a Koeman que a De la Fuente a tenor de lo que uno y otro movieron la alineación inicial. Salvo los obligados retoques por lesión (Cubarsí) o amonestación (Hato), España ofrecía tres novedades, Mingueza, Olmo y Oyarzabal, por una solo de Holanda, Maatsen. Cuando los onces se hicieron públicos, había una decisión que parecía destacar sobre las demás: Olmo por Pedri. “Es muy fácil jugar a su lado”, dice Olmo cuando se le pregunta sobre Pedri. Seguro que el canario opina lo mismo de su compañero en el Barça, pero la lástima es que parece que por la filosofía de De la Fuente, solo uno de ellos puede estar al mismo tiempo en el campo. ¿Quién tiene que jugar, Milla o Redondo? ¿Les suena? A los que tengan caries en los dientes y sepan rebobinar una casete, seguro que sí. Lo cierto es que el seleccionador, que es el que sabe, decidió dar la manija ofensiva a Olmo, con Zubimendi como compinche unos metros más atrás, donde nace todo.

Cucurella le ganó el primer duelo a Frimpong, lo que suponía un cambio de guion respecto al partido del jueves, en el que el extremo del Bayer Leverkusen volvió loco al del Chelsea. Un simple detalle, pero un buen presagio. Solo un par de minutos después (8′), cuando alguno aún no había encontrado su localidad de Mestalla, un pase al área de Fabián encontró con las orejas tiesas a Oyarzabal quien, listo como es, dio un pasito para adelantarse a Van Hecke. Este picó en la trampa y tropezó torpemente en la pierna del jugador de la Real, que cayó sobre el césped.

Clément Turpin, a quien muchos le cuelgan la etiqueta de mejor árbitro del mundo, no lo dudó ni un segundo y pitó penal, para asombro de Koeman, que no dejó de mover la mano como queriendo decir “madre mía, madre mía”. El propio Oyarzabal transformó esa suerte del fútbol que en él es algo tan natural como lavarse los dientes. Pudo haber ampliado su cuenta cuatro minutos más tarde, pero su gol fue anulado por fuera de juego. El terreno de juego se volcaba hacia la portería de Verbruggen porque Nico Williams tuvo a punto de caramelo el 2-0 (13′), que evitó el meta del Brighton, y Le Normand también amenazó con un cabezazo en una subida al ataque (14′) .

Lo cierto es que Holanda no metía en aprietos a Unai salvo en un disparo muy lejano de Geertruida al paso por el minuto 34. España incluso se quitaba la chaqueta del estilo y cedía el balón a Holanda, que dominaba por 56%-44%. Y así fueron caminando los minutos hasta llegar a un descanso que sorprendía a Holanda subiendo en el ascensor y a España, bajando. Porque poco a poco los de Koeman habían ganado peso, especialmente con el tándem Geertruida-Frimpong por la banda derecha. A La Roja, sin embargo, apenas le duraba la pelota, con Zubimendi desactivado y Lamine Yamal desacertado en el pase final.

Un globo al área aparentemente sin mucho peligro encontró el regalo de Le Normand, que en su forcejeo tiró a Memphis. ¿Suficiente? Desde la comodidad de mi silla, no. Un bailoteo sin más, pero Turpin lo pitó y el VAR le dio una palmadita en la espalda. Memphis Depay transformó el 1-1.

Eso sirvió para afilar el colmillo holandés y despeinar a España. La Oranje lanzó un nuevo crochet, en forma de disparo de Memphis Depay que despejó Unai, y España contraatacó con un gancho de izquierda de Lamine (¿de qué si no?) que murió mansamente en las manos de Verbruggen. Tic, tac, tic, tac… y el reloj corriendo como lo hacían los suplentes de una y otra selección junto a la banda. Entre ellos, Ferran Torres, que estaba en casa. Y justo cuando estaba a punto de entrar en el campo, cuando De la Fuente le estaba dando las últimas consignas, sopló el viento, de manera violenta, casi un vendaval en Mestalla. Fue una contra llevada por dos purasangres como Lamine y Nico; el del Athletic recibió escorado a la izquierda, viró hacia la derecha llevándose en su enorme zancada a su defensor de paseo y cedió de nuevo a la izquierda, donde esperaba sin caer en el fuera de juego Oyarzabal. Mikel remató de zurda y, en el rechace del guardameta, cabeceó a la red para delirio general. Era el 2-1 que parecía acercar la Final a Cuatro, pero Holanda se empeñó en dejar claro que, además de talento, ese equipo tiene casta.

Koeman movió el banco, primero la entrada de Lang y Malen, y después, ya en el minuto 78, con la de Simons. Y el efecto de la perla del Leipzig fue inmediato: un minuto después aprovechó una salida imprecisa de balón de España para ceder a Maatsen, quien de un zurdazo a la escuadra enfrió la fiesta. Imparable, un resultado justo visto el calibre de una Holanda que supo ir de menos a más como había hecho el jueves en Róterdam. Unai salvó el KO con un paradón en el 89′ y el partido llegó a lo que nadie quería, la prórroga. Y ese fue el tiempo de los auténticos jugones. Primero, Yamal, que en el 103′ se inventó un zurdazo ante el que nada pudo hacer Verbruggen, y después, ya en el 108′, el de Simons, que forzó un penal por derribo de Unai que él mismo convirtió en lo que era el 3-3. Definitivo hasta esos penales en los que, si de verdad son una lotería, España compró un décimo más. La parada de Simón a Malen y el gol de Pedri metieron a La Roja en la Final a Cuatro.