Luis Daniel Córdova
Manchester City con Tijjani Reijnders viene mostrando gran nivel. Jugó la segunda mitad, marcó dos goles y apareció sin cesar en los metros finales con una habilidad innata para sumarse desde segunda línea. Haaland abrió la cuenta y fue el único que jugó 60 minutos.
El cuadro inglés arrancó con dudas defensivas, sobre todo en la figura de un Khusanov dubitativo. El debutante Trafford también sufrió algunas complicaciones con el balón en los pies y el Palermo lo aprovechó para dar un paso al frente y generar cierto peligro. City creció de manera considerable y ahí evidenció problemas en la generación de juego. Cuando su rival sufrió no fue capaz de mostrar fluidez para romper esa primea línea defensiva y cuando los italianos cerraron en campo propio no hubo velocidad en los movimientos, con y sin balón. Sin Rodri, Nico estuvo en el once. Aun así, la nueva ausencia por lesión del Balón de Oro reduce las prestaciones del equipo de manera alarmante.
Haaland, una vez más, al rescate. Controló en la frontal y aunque no fue del todo preciso en el primer toque tuvo capacidad para llegar y definir con un remate raso y cruzado. A partir de ahí el punta creció y dominó el área con pases a sus compañeros o como referencia de espaldas al arco.
Tras el descanso Guardiola cambió a todos los jugadores excepto a Haaland. Fue el momento de Reijnders, Gündogan, Savinho, Dias y compañía. El equipo intentó ensanchar más el campo con protagonismo de los extremos y el premio llegó con la asistencia de Savinho a Reijnders, que definió de maravilla con un balón cruzado. Se cumplía la hora de juego y ahí Haaland se marchó también al banco.
Reijnders se llevó todos los focos. Pronto rozó el doblete y sólo el arquero lo evitó con muchos reflejos. Luego insistió y volvió a anotar con una gran asistencia del joven Mukasa. El Palermo se estiró pero tampoco encontró la recompensa y el City se llevó a casa el trofeo veraniego Anglo-Palermitano.