Luis Daniel Córdova / Enviado Especial Estados Unidos
Boca fue una decepción. Una verguenza para sus hinchas que dejaron la garganta en la tribuna. También para colegas argentinos que están al lado mío en el recinto de los hechos, en el estadio Geodis Park de Nashville, que comparan este desastre como la eliminación de Copa Libertadores a manos de Alianza Lima. Fue empate, 1-1 del xeneize ante los laburantes de Nueva Zelanda, ante los semiprofesionales del Auckland City. Es decir. Un papelón.
Boca empezó muy ilusionado este Mundial de Clubes, igualó con Benfica un duelo que lo tenía ganado y se lo empataron en el final. Ante Bayern Múnich hizo pelea y pudo haberlo igualado, pero ante Auckland fue un desastre de proporciones. No supo ser efectivo apesar de las nueve chances de gol. No tuvo velocidad, contundencia, ni deseos de ganar apesar del 74% de posesión de balón. Es decir, no le dio la gana de ganarlo. Incluso el gol de Boca, fue autogol del golero Nathan Garrow.
En líneas generales fue un duelo de ataque y defensa. Auckland se plantó con un 5-4-1 teniendo a Myer Bevan como único puntero. Boca tuvo a Edinson Cavani como ‘9’ y detrás Alan Velasco, Miguel Merentiel y Ezequiel Zeballos tuvo nueve llegadas al arco neozelandés y no las concretó. Algo insólito e increíble porque el cuadro del Auckland es un equipo semiprofesional, donde sus jugadores se dedican a otras labores y tienen al fútbol como un hobby.
Boca quedó fuera del Mundial de Clubes porque también horas previas Benfica le había quitado las chances con su victoria 1-0 sobre Bayern Múnich, clasificando en el grupo de Boca, el cuadro de Ángel Di María, primero con 7 puntos y los alemanes con seis, Boca se quedó con dos unidades y deudas futbolísticas muy grandes en el once de Miguel Ángel Russo.
Boca eliminado del Mundial de Clubes contra los laburantes del Auckland.