Los Juegos Olímpicos Tokio 2020 marcaron la pauta para el skateboarding. La disciplina se estrenaba en la competencia olímpica y Ángelo Caro Narváez hacía su debut. No consiguió un lugar en el podio, pero, según el atleta nacional, lo que vale son dos cosas: saber que va por buen camino y ser motivación para los chicos que quieren seguir sus sueños.
Ángelo Caro Narváez (22) comenzó en el mundo del skateboarding a los 10 años, con sus amigos del barrio e influenciado por su hermano Fabrizio (23), quien ahora vive en Estados Unidos y también se dedica a nivel profesional a dicha disciplina.
«Fabrizio y yo comenzamos en la esquina de mi barrio sin saber que existían lugares donde se podía practicar esto. De ahí nació mi pasión por el deporte urbano. Luego, ya nos enteramos que a cinco minutos de donde vivíamos estaban los llamados skateparks», confiesa el deportista olímpico.
Ángelo es el menor de tres hijos. Solo él y Fabrizio se dedican de manera profesional al skateboarding mientras que su hermano mayor, Marcelo, está completamente desligado del mundo del skate. A sus cuatro años, se mudó de Chiclayo a Lima, ciudad que le abrió las puertas para incursionar en este deporte.
De acuerdo con Caro, el skateboard dejó de ser un hobby cuando se dio cuenta de los frutos que le daba el montar skate; es decir, ganar competencias nacionales e internacionales.
«Cuando supe que ya estaba en un nivel competitivo, que estaba fuerte tanto física como mentalmente, es que decidí convertirme en un atleta profesional. Esto sucedió a los 15», menciona.
Después de tomar esta decisión, la recompensa llegó sola: Ganó el Campeonato Panamericano de Skate (2017) y, en 2019, fue campeón del Mystic Sk8 Cup, en República Checa, uno de los eventos más importantes del mundo en este deporte; a ello, le siguió el Barcelona European Open, en España; y el Festival Nass, en Inglaterra.
Para Ángelo es un punto muy importante recordar dónde empezó. «El skate me ayudó a superarme, me ha ayudado a madurar más rápido y a entrar a un mundo sano y centrado. También a compartir y conocer más personas», comenta el skater de 22 años.
Experiencia olímpica
Para clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio 2020, Ángelo tuvo que pasar, previamente, por más de ocho competencias alrededor del mundo durante dos años, midiendo su nivel de entre 250 skaters. En 2018, cuando inició su preparación, empezó en el puesto 200.
Comenzó el sueño olímpico habiendo clasificado en el puesto 16 (solo habían 20 cupos) y lo culminó como el quinto mejor.
«Al principio me puse nervioso porque era mucha responsabilidad. Tenía el nombre del Perú en el pecho», asegura. En palabras de Caro Narváez, el quinto puesto que logró significa que está yendo por buen camino.
«Espero no solo haber traído un quinto puesto sino orgullo y mucha motivación para los chicos que quieran seguir sus sueños», añade el atleta olímpico.
Para Ángelo, el skateboarding es un deporte que une mucho a todos, es una disciplina donde cada uno de sus embajadores se emocionan por los triunfos de sus amigos porque «todos sabemos por lo que pasamos para llegar ahí y sabemos lo que significa llegar a una medalla».
Prueba de ello es el gesto que tuvo con su compañero brasileño, Kelvin Hoefler, y lo cual lo llevó a casi triplicar el número de seguidores en su cuenta de Instagram (ahora cuenta con cerca de 300 mil seguidores).
«Me sentí feliz que Kelvin pueda llegar a la medalla de plata y también muy contento de que muchas personas se hayan sumado a través de mis redes para conocer más de este deporte», expresa.
«Lo logramos»
«Mamá, lo logramos. Vamos a seguir para adelante», fue lo primero que le dijo a su madre tras los resultados en Tokio 2020.
Su madre ha sido y es su principal sostén. «Mi madre siempre estuvo apoyándome incondicionalmente. Ella sabe todo el proceso y el progreso que yo he pasado», admite.
De vuelta a sus raíces
A mediados de este mes, Ángelo Caro regresó a Chiclayo, ciudad del norte del Perú. Para el deportista fue muy conmovedor, pues no había vuelto desde hacía ya mucho tiempo y fue muy emocionante compartir con su gente y con todos los 300 muchachos que lo esperaban para inaugurar el skatepark Adidas de Monsefú.
«Les pido a las autoridades tengan un poco más de visión y noten a los grandes talentos que hay en este deporte», puntualizó.
Caro confiesa que desde que comenzó en el skateboard trata de vivir con pasión este deporte, pues es algo que ya forma parte de su vida. Ahora, le quedan por delante los Juegos Panamericanos el próximo mes, que se celebrarán en Colombia, y diversas competencias internacionales, principalmente, una de sus metas es llegar a París 2024.