Luis Daniel Córdova
El derbi alemán fue con una diferencia abismal en posesión de balón, sin embargo, en el marcador, reflejó una paridad de 2-2. Bayern Múnich no pudo con el Dortmund, que salió ileso del Allianz Arena, después de padecer los embates bávaros por cielo, mar y tierra. Con once llegadas al arco del Bayern y solo tres del Dortmund.
Borussia Dortmund tras perder en la ida por Champions ante Barcelona por 0-4 se tenía que refugiar y ser sólido atrás para evitar un nuevo papelón ante el eterno rival. Y lo consiguió. Rascaron los pupilos de Kovac un 2-2 que, además de mantenerlos en octava posición de la tabla y en plena lucha por terminar clasificándose para competición europea, le aguó la fiesta a un Bayern que quería dejar sentenciada la pelea por el título en Alemania tras el pinchazo del Leverkusen dirigido por Xabi Alonso contra el Unión Berlín (0-0). De esta manera, se mantienen los seis puntos de diferencia entre bávaros y renanos, con un total de 5 jornadas por disputarse.
Kovac sabía de sobra lo que había. Hace no mucho, el Borussia le peleaba el título al Bayern en este tipo de partidos, pero al croata no se le había escapado que a ambos clubes les separaban un total de 27 puntos en la actualidad. Se enfrentaba el octavo al primero, defendiendo e intentando rascar alguna contra para sacar tajada de su visita al líder. El planteamiento le salió bien al BVB, con cinco cambios en el once con respecto al que cayó en el Lluís Companys, hasta que el Bayern, esta vez con Müller sustituyendo al lesionado Musiala de mediapunta, encontró a Sané y Olise en las bandas y comenzaron a llegar las ocasiones de gol. Tanto Kane como Stanisic y Olise pudieron abrir el marcador, pero todos terminaron chocándose con los reflejos de Kobel bajo palos.
Dortmund no cambió la idea en la segunda mitad. Siguieron enviando balones largos hacia la espalda de la zaga local hasta que, de la nada, Beier controló uno de ellos por la izquierda, Ryerson colgó un centro desde la derecha y Kim le permitió a Beier batir a Urbig de cabeza. Se creció el Borussia. Incluso pudo hacer el segundo. Pero todo cambió cuando Kompany dio entrada a Gnabry.
En cuestión de 4 minutos, el internacional alemán inició la jugada que terminó en el empate, obra de Guerreiro, y puso por delante a los suyos tras una imponente conducción por campo rival.