Luis Daniel Córdova
Barcelona volvió a brillar de la mano de Robert Lewandowski, quien regresó al once y recuperó la esencia de martillo en ataque. Tres goles del polaco para tapar los agujeros del sector defensivo culé que sigue con algunas grietas. Fue un 2-4 en Balaídos, donde lo importante es sumar de tres y que Lamine Yamal haya vuelto al festejo para recortar la ventaja del Real Madrid, que no pudo en Vallecas.
La pena a pagar es una expulsión más que discutible de De Jong, al que le pegaron sin permiso ni perdón y que vio dos tarjetas amarillas difícilmente justificables. Hansi Flick lo había dejado claro en la previa. Su sistema no iba a cambiar y la historia estaba en que los jugadores aplicaran lo enseñado en las prácticas culé.
El plan de partido se vio alterado por la lesión de Marc Casadó, que se cayó del once a última hora. Olmo entró en su sitio, pero el guion del partido siguió siendo el mismo de las últimas contiendas para el Barcelona. Un festival de ocasiones para uno y otro lado en el que para ganar hace falta por lo menos marcar cuatro goles. Fue el Barça quien los anotó. Un equipo que sigue siendo un martillo delante, pero que es una feria detrás. Eso sí, para cualquier espectador neutral, cada vez que juega el Barça es un imán. Donde juega el Barça pasan cosas fantásticas exceptuando para los seguidores más acérrimos o los entrenadores, que ven estos partidos como un despelote.
Celta y Barcelona son dos equipos sin guion, dos conjuntos que juegan al límite y que dejaron claro desde el principio que el partido iba a ser un festival. A los tres minutos avisó Lewandowski, y a los 8′ un disparo de Fermín fue desviado con las manos por Marcos Alonso, consulta al VAR y penal más que claro que Lewandowski convirtió sin menores contratiempos.
Rashford falló el gol que podía suponer el 0-2 en un mano a mano con el portero local y a la jugada siguiente Carreira calcó el gol que le llevan marcado al Barça toda la temporada. El celeste partió desde su campo en un contragolpe y batió a Szczesny con facilidad.
El Barcelona, consciente de que de medio campo hacia detrás hacia agua, sabía que la única posibilidad de ganar el partido pasaba por marcar muchos goles. Lo intentaron Fermín, Rashford (que pegó al palo), Lewandowski y Lamine Yamal. Todos sin éxito.
Hasta que Rashford, asistió a Lewandowski para que marcara el 1-2. Pero a este Barça le gusta vivir al límite y permitió que Borja empatara con un golazo desde la frontal en el que disparó solo. Lamine Yamal, para fortuna de los catalanes, apareció en el alargue de la primera parte para poner en ventaja a los blaugrana.
Con el partido de cara, el Barça ya supo controlar el duelo y esperar su oportunidad para cerrarlo. Lo hizo Lewandowski a la salida de un saque de esquina. Ni la expulsión de De Jong descuadró a un Barça que supo domar un partido que era clave. Era el encuentro en el que los jugadores debía responder y asegurar que la idea sigue igual.