Luis Daniel Córdova
Atlético de Madrid recuperó una buena versión para llevarse el duelo ante el Rayo. Goles de Sorloth, Gallagher y Julián Alvarez para devolver la sonrisa al Metropolitano. Portería a cero que mantiene a Oblak en la pelea por el Zamora. Es decir, todo completo aunque se ubique lejos de pelear la Liga.
Sin embargo, había que jugar por el honor a la insignia, al club ‘colchonero’ y por eso del duelo se presentó a mil por hora. Simeone sonreía después del gol de Julián Álvarez. Era el tercero del Atlético, el que cerraba un partido que fue cómodo desde el comienzo, sin sustos que hicieran que le apretara la corbata, y además, el tanto lo habían armado sus chicos: Julián, el que está destinado a ser la cara del club ahora y en el futuro, y el de siempre, Griezmann, que le había dado el pase que lo dejaba solo ante Batalla.
El gol tenía algo de reconciliación con la hinchada porque el equipo venía de una dolorosa derrota contra Las Palmas y porque el público tenía ganas de aplaudir a Griezmann. Es uno de los suyos, aunque un día no lo quisieron, y no saben cuántos aplausos les quedan por darle.
Griezmann asume su nuevo rol, el del veterano que sale de la banca en el que apenas lleva un par de partidos, y lo hace de la mejor manera, con un pase de gol que le hizo tener una presencia en el partido que el Atlético echaba de menos hace tiempo. El «colchonero» sumó 66 puntos, está cómodo en tercer ubicación por encima del Athetic Bilbao, por debajo y a seis puntos del Real Madrid y a diez del líder Barcelona.
FOTO: Diario MARCA de ESPAÑA