ARSENAL no tuvo MIEDO del BERNABÉU y REAL MADRID no hizo el MILAGRO. Los ‘GUNNERS’ de ARTETA clasificaron a SEMIS y van por PSG de LUIS ENRIQUE

Por Luis Daniel Córdova

Luis Daniel Córdova

No hubo milagro en Madrid, porque no estuvo nunca cerca de la remontada y entregó su corona. Tuvo coraje pero le faltó claridad. La armó el VAR, que ‘anuló’ un penal a Mbappé con 0-0. Al final, una remontada que nunca se dio, que se convirtió en fracaso y desastre monumental.

Madrid no se ganó esta vez el perdón del pecado original ante una hinchada que hizo su parte, que se esmeró en la coreografía, pero al equipo no le dio para reponerse del tropezón en Londres. Se abre ahora un tiempo de reflexión y nada más triste que perderlo todo en Champions League.

El primer año de Mbappé en el Madrid acaba en inesperada decepción para un equipo que entró campeón en septiembre y se va cabizbajo en cuartos de Champions. El francés puso poco de su parte. El Arsenal nunca estuvo en peligro, administró el tiempo y desesperó a un Madrid sin remate. El mejor ataque del mundo anduvo extraviado, perdido, desconocido.

No es Ancelotti hombre de los milagros este año. Repitió nueve de los once del desastre de Londres y Valverde volvió al centro del campo para equilibrar ahí la presunta superioridad del Arsenal en ese territorio. Incluso repitió con Alaba frente a Saka apelando a su experiencia y a su pie izquierdo a partes iguales. Al otro lado, Arteta no tocó nada. Tampoco tenía más plantilla ni razones para hacerlo.

El Madrid cumplió de salida con los tres principios básicos de la remontada, según el antiguo testamento: ganar la primera disputa (lo consiguió Valverde), pegar la primera patada (fue de Alaba y le costó una tarjeta) y hacer el primer disparo (de Mbappé, en gol anulado por fuera de juego). También salir vivo de la primera contra. Dos culminó Saka, uno de esos extremos que disparan por la espalda. La primera se fue fuera, la segunda se la sacó Courtois.

Todo pareció estropearse porque en córner Asensio agarró más ostensiblemente de lo necesario a Merino. El balón no iba al pamplonés y el árbitro no lo vio, pero el VAR europeo anda más vivo que el español en estos lances residuales que suceden en la trastienda de la jugada principal y Letexier pitó un penal. Saka lo tiró suave y se lo sacó Courtois en movimiento reflejo a mano cambiada. Se salvó Madrid que buscó la contra, pero Vinicius no acababa de desbordar a Timber, Mbappé no ganaba disputas, Rodrygo apenas participaba y Bellingham no llegaba a la segunda jugada.

Rice agarró a Mbappé cuando acudía a rematar y Letexier señaló penal. Un agarrón leve, interpretable, pero que no necesitaba intervención del VAR. El árbitro ya había juzgado. La sala se entrometió, tardó más de cinco minutos en mandar al atribulado francés al monitor y este decidió anularlo. Todo fue inexplicable, un despropósito. A partir de ahí y durante algunos minutos el Arsenal se sintió más cómodo y tuvo más tiempo la pelota.

La segunda parte era ya una llamada a jugar a la tremenda, sin precauciones, a todo o nada, pero al cuarteto fantástico del Madrid le faltaban los dos ingredientes que tan bien italianiza Ancelotti: ‘eneryía’ y ‘mayia’. El tiempo volaba y procuraba magastarlo el Arsenal, en un claro intento de desconectar al Madrid de su público. Y lo conseguía, porque iba alargando sus posesiones. Esa veteranía ‘gunner’ no se la vio venir el equipo de Ancelotti.

Y antes del ajuste con las nuevas piezas en Madrid, pareció bajar el telón Saka, al colarse por la puerta trasera de Asencio y picarle la pelota a Courtois por el 0-1. Golazo a los 65 minutos. Y de repente, lo de tantas veces en el Bernabéu. Vinicius le hizo a Saliba lo de Benzema a Donnarumma en el 2022. Con esa picardía empató el Madrid y volvió a hervir el Bernabéu. Faltaban 23 minutos. Se rezaba por el milagro con el 1-1 transitorio.

Arsenal no se asustó, paró el juego, hizo y forzó faltas (33), atacó al sistema nervioso del rival y desembocó tranquilo en semifinales, con un gol de Martinelli ya en minutos de alargue, de adición, cuando el público madridista se retiraba del recinto con bronca y frustración. El partido de Londres fue la ley de la gravedad que arrastró al Madrid a la eliminación. Arteta con sus pupilos, no le temblaron los pies, no hubo miedo escénico, sino alegría y consagración de pasar a semifinales, esperar al PSG y decirle adiós al último campeón reinante.