Luis Daniel Córdova
Real Madrid evitó un nuevo papelón, el adiós prematuro a La Liga en el último suspiro. Logró el triunfo de una volea perfecta de Federico Valverde, ante un Athletic que tuvo a punto de quitarle la sonrisa. Fue 1-0 y el golazo del uruguayo certificó que el Madrid aún tiene constantes vitales, en un segundo tiempo para la esperanza blanca.
No fue para mucho el tirón de orejas del Bernabéu a su equipo por el bajonazo de la Champions. De hecho, a pesar de un arranque frustrante, sin juego ni velocidad ante un Athletic con pocos habituales, a que el único tiro del Madrid en 20 minutos fue un derechazo de Vinicius Júnior que salió de banda (sí, de banda), la única bronca neta llegó cuando el videomarcador enfocó a Mbappé. Silbitos y pifias para el francés, como haciéndole ver su reprobación tras la eliminación de Champions League.
Total, que lejos de aprovechar la concesión del Athletic con su once y buscar el gol con intensidad, el Madrid se conformó con el control sin profundidad. Y eso que Ancelotti ubicó a los interiores como laterales, Valverde y Camavinga, con Bellingham como falso ariete. Quien más lo intentó fue Vinicius, como hacía antes, pero en zonas sin trascendencia. Además, como dijo Courtois tras el Arsenal, si le hacen un dos contra uno a Vini no se puede intentar siempre en individual. ¿Y el Athletic? Pues cómodo en su terreno de juego, sin realizar grandes alardes defensivos ni asomarse al ataque. De hecho, no remató a portería, un gris de partido en el primer acto.
Parecía como si no se estuviera escapando LaLiga, visto el empeño y la intensidad blancas. El caso es que en cinco minutos el Madrid produjo tres buenas llegadas, con Rodrygo, Camavinga y Modric como protagonistas. Más intenso y profundo, con actitud, el equipo metió al Bernabéu en faena. Tchouaméni, entonado en el pivote, rozó la amarilla en una entrada a Berenguer, pero no fue el sustituido por Endrick sino Ceballos, falto de rodaje. Bellingham a la medular. Desde allí irrumpió para buscar con la cabeza el centro de exterior de Vinicius y obligar a Unai Simón a una buena mano. En el córner siguiente, el inglés cabeceó junto al palo, fuera.
Mereció ganar el Madrid, sobre todo por el empeño de Vinicius. Fue un tormento permanente para Gorosabel, y después de un centro lateral de Valverde que no encontró a Endrick, controló en su banda, eludió a dos rivales y sorprendió junto al palo más cercano. En la revisión de la jugada, el VAR descubrió un fuera de juego milimétrico que mandó el golazo a la basura. Apretó de lo lindo al final, con otra llegada de Bellingham que envió arriba y un remate de Valverde desde lejos que botó antes y sacó Unai Simón con apuros. El aviso de Federico Valverde se transformó en sentencia ya en la prolongación, a los 93 minutos para ser más exactos y dejar a cuatro puntos la conversación con el líder Barcelona del título de Liga.