Luis Daniel Córdova
Gana, gusta y goza a su rival eterno. Lo humilla y le voltea partidos. Es decir, Barcelona cerró la Liga de España ganando 4-3 a Real Madrid y confirmando un año de paternidad sobre el Hala Madrid. De los cuatro Derbis que jugó en el año, le ganó los cuatro, logrando dieeciseis goles a favor, siete en contra. Una barbaridad futbolística el equipo de Hansi Flick que liquidó al cuadro de Carlo Ancelotti.
Podría decirse que hoy se acabó la Liga, que solo queda esperar concluya el fixture, con absoluto merecimiento será del Barcelona y el Madrid cerrará en blanco en materia de títulos, salvo el Mundial de Clubes que tendrá que disputar en junio próximo en Estados Unidos. Sin embargo, lo sucedido en el campo de juego por esta fecha de Liga, fue el festival azulgrana que dejó escrito en piedra que la plantilla del Madrid no necesita retoques, sino casi una refundación.
El Barça fue fútbol y corazón. El Madrid, un puñado de lobos solitarios (Bellingham, Vinicius…) sin alma y sin plan que se bajaron del barco a las primeras de cambio. Pese a un gran arranque del Madrid que sorprendió con Mbappé para buscar y convertir el penal. 0-1 para el Real Madrid.
Luego un error del fondo del Barza, provocó la velocidad y entrada de Mbappé tras habilitación de Vinicius Júnior y para poner el segundo. Sorpresa para el cuadro de Ancelotti que se hacia fuerte con las guapeadas y velocidad del francés. El comienzo soñado para un equipo que no difería de lo que ha sido durante el curso.
La reacción del Barcelona se hizo esperar. Liderado por Pedri, reconvertido en ironman, trató al Madrid como a cualquiera, le metió en su área, le levantó por las solapas y le hizo tres goles en un cuarto de hora.
El Barça se convirtió en un torbellino y el Madrid, en un juguete. Eric Garcia, en un córner, cabeceó a quemarropa un balón peinado por Ferran Torres: 1-2. Lamine, con el equipo de Ancelotti hundido en su área, empató con una rosca de izquierda: 2-2. Y Raphinha, que había recibido de Pedri tras un error de Ceballos y Mbappé, se plantó ante Courtois para confirmar la remontada: 3-2.
Ocurrió en un suspiro. No solo fueron los goles, sino la sensación de superioridad absoluta de un Barça abrumador, en el juego interior y por las bandas. El Madrid, con el centro del campo más instruido posible, era incapaz de escapar de esa jaula. La custodia compartida de Ceballos y Arda Güler acabó siendo un abandono total al equipo. Antes del descanso, Raphinha remató al Madrid tras error grave de Lucas Vázquez. Un póker azulgrana en 26′. El 4-2 para un primer tiempo fantástico.
La segunda mitad solo encerraba una incógnita: si al Barça le valía con amarrar la Liga o seguir anotando más goles al Madrid. Optó por lo primero. Ancelotti colocó a Modric y Brahim. Mbappé es el único que se salva de este desastre porque la buscó siempre y obtuvo hat trick. Tres goles para una derrota. Tres goles para algo inútil en el resultado. Duele y mucho para Ancelotti e hinchas del Hala Madrid.
De hecho, si hay que empezar la reconstrucción por algún sitio, conviene mirar al francés, ahora mismo muy por encima de un despistadísimo Vinicius y de un Bellingham irreconocible. Dio la impresión de que física y anímicamente ha bajado los brazos.