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ALIANZA de LOS MILAGROS ganó con festejo de HERNÁN BARCOS en el EPÍLOGO de un duelo VIBRANTE ante TALLERES por LIBERTADORES

Luis Daniel Córdova

Triunfazo con el corazón para recordar toda la vida, porque fue un partido cambiante que será parte de la historia blanquiazul con festejos de dos goleadores de raza. Doblete de Paolo Guerrero y sello triunfal de Hernán Barcos, 80 años de historia, los dos referentes del delirio blanquiazul. De la noche soñada en Matute. Alianza Lima ganó 3-2, sufriendo en el final como dice su rica historia. El epílogo de una noche que se presentaba al inicio sin contratiempos, pero después se fue complicando. Hasta el éxtasis total.
Por eso el llanto de emoción de su hinchada aliancista, que ahora sonríe y está al borde de la locura con 4 puntos para soñar en el Grupo D de Copa Libertadores de América.

El inicio fue arrollador de Alianza Lima ante un timorato Talleres, que les soy sincero, no parecía equipo argentino en el primer acto. Fácil se pudo llevar 4-0 al complemento y se lo dije a un colega platense.
“Que horrible juega Talleres”. “Es una vergüenza lo brindado en el primer tiempo en Matute”. “Guiñazú y sus jugadores que se regresen a Alta Gracia-Córdoba caminando”. La T era un desastre en el campo, no podían dar dos pases seguidos y otros se caían ante las arremetidas de Alianza. Es decir, pintaba para el gran papelón.

Fue más el once de Pipo Gorosito que iba y venía, a los 11 minutos ya ganaba con gol de Paolo Guerrero, ante una defensa a cordobesa que parecía de un cuadro de la “B”. O un flan de alguna confitería. Malo, malísimo.
Luego del primer festejo blanquiazul, todo siguió siendo de Alianza. Pero no había eficacia en la definición. Por eso se lamentaba Kevin Quevedo, Eric Castillo, el propio Paolo Guerrero que remató ante la humanidad del golero Herrera, que desvió su remate. Hasta ese momento, Pablo Lavandeira era quien más se mostraba para llegar al arco rival, tomando la iniciativa en el juego. Talleres literalmente se pudo haber comido cuatro, un equipo vacío, con un miedo escénico gigante.

En el complemento, Alianza Lima siguió con el protagonismo, dueño del balón, fuerte de mitad de cancha para adelante con algunos intentos al arco rival, hasta que llegó el minuto 57 logró el doblete de Paolo Guerrero tras servicio de Kevin Quevedo. Era el 2-0 que pintaba para goleada.

Nadie podría presagiar lo que vendría después. Mucho roce, fricción y las tarjetas amarillas empezaron a mostrarse de uno y otro lado. Guiñazú hizo ingresar a Nahuel Bustos por Bebelo Reynoso y el brasileño Rick por Portilla. Talleres empezó a soñar cuando Erick Noriega trabó a Bustos y penal para la T que a los 62’ puso el descuento Federico Girotti.

Talleres recobró el oxígeno y las ganas, encimó a Alianza que se vio aturdido cuando a los 69 minutos un centro de Blas Riveros provocó el testazo de Girotti para el 2-2. El empate transitorio para complicarle la vida a Alianza Lima. Siguió el roce, las tarjetas amarillas para uno y otro lado, Guillermo Enrique y Carlos Zambrano fueron advertidos, a la próxima roja.

La desesperación por el triunfo iba y venía de uno a otro lado. Ingresó Hernán Barcos por Kevin Quevedo y salió Paolo Guerrero, extenuado y cansado, para el ingreso de Jesús Castillo. Pablo Lavandeira no bajaba su intento de buscar el arco rival junto a Eric Castillo. Era puro corazón y deseo de ganar. Había que pelear el tramo final con diez jugadores tras la tarjeta roja de Carlos Zambrano por falta a Valentín Depietri.

Hasta que llegó el minuto 95 y éxtasis total. Guapeada de Eric Castillo para Pablo Lavandeira que saca un centro aéreo qué pasa la zaga de Talleres y el “Pirata” Barcos, de mil batallas, siempre en el área, contuvo de pecho y líquido el pleito. Golazo para cerrarla la noche blanquiazul llena de júbilo y felicidad, porque Alianza sino sufre no goza. Con el corazón del hincha y la gran alegría para el fútbol peruano.

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